Las enfermedades de la glándula tiroides presentan una mayor prevalencia en mujeres y adquieren especial relevancia durante el embarazo, periodo en el que las alteraciones hormonales pueden tener repercusiones tanto maternas como fetales. La presencia de hipotiroidismo o hipertiroidismo previo a la concepción o diagnosticado durante la gestación exige un abordaje clínico oportuno y multidisciplinario.
Así lo afirmó el Dr. José García Mateo, endocrinólogo y presidente electo de la Sociedad Puertorriqueña de Endocrinología y Diabetología (SPED), quien advirtió que una condición tiroidea mal controlada puede incrementar el riesgo de complicaciones obstétricas.
“Si una mujer que padece de tiroides está embarazada, hay que estar bien pendiente porque la condición tiroidea, ya sea hipotiroidismo o hipertiroidismo, puede tener repercusiones en el embarazo”, expresó García Mateo a BEHEALTHMED.
Lee: Transformación, defensa gremial y retención médica: la agenda del Colegio de Médicos de Puerto Rico
Desde el punto de vista fisiopatológico, la glándula tiroides desempeña un rol esencial en la regulación del metabolismo materno y en el desarrollo neurológico fetal, especialmente durante el primer trimestre, cuando el feto depende casi por completo de las hormonas tiroideas maternas.
Hipotiroidismo y embarazo: evaluación y ajuste terapéutico
El hipotiroidismo es la alteración tiroidea más frecuente en mujeres en edad reproductiva. Se caracteriza por una producción insuficiente de hormonas tiroideas y, durante el embarazo, puede requerir ajustes terapéuticos debido al aumento en la demanda hormonal.
El Dr. García Mateo subrayó la importancia de una evaluación temprana en mujeres embarazadas con diagnóstico previo de hipotiroidismo:
“En el momento del embarazo se debe evaluar porque en la gran mayoría de los casos puede haber un aumento en el requerimiento de la hormona tiroidea si el paciente padece de hipotiroidismo”.
Lee: Estrés crónico y sistema inmunológico bajo la lupa: advertencias clínicas del Dr. José Franceschini Carlo
Desde el punto de vista clínico, el manejo se basa en el ajuste de la dosis de levotiroxina, guiado por controles periódicos de TSH y T4 libre, con el objetivo de mantener niveles dentro de los rangos recomendados para cada trimestre gestacional.
“Si esta paciente ya tiene hipotiroidismo, se trata aumentando las dosis de la hormona tiroidea si es necesario”, añadió el endocrinólogo.
Hipertiroidismo durante la gestación: control y tratamiento individualizado
El hipertiroidismo, aunque menos frecuente, representa un reto terapéutico durante el embarazo debido a las limitaciones en el uso de ciertos fármacos antitiroideos y al potencial impacto fetal.
En estos casos, el especialista enfatizó la necesidad de un seguimiento estrecho desde las primeras semanas de gestación:
“Es importante que las mujeres embarazadas que tienen hipertiroidismo se evalúen temprano en el embarazo para ver cómo está su control de hormona tiroidea”.
Lee: Dra. Lizette Santiago Colón y los inicios del tratamiento del VIH en Puerto Rico
El Dr. García Mateo explicó que, particularmente durante el primer trimestre, puede ser necesario recurrir a esquemas terapéuticos específicos para minimizar riesgos materno-fetales:
“Muchas veces vamos a necesitar tratamientos especiales en los primeros tres meses de embarazo porque hay otros medicamentos que pueden traer problemas más adelante en el embarazo”.
Enfoque multidisciplinario y pronóstico
El especialista destacó que, con un manejo adecuado y seguimiento conjunto entre endocrinología y ginecología obstétrica, la mayoría de las mujeres con enfermedades tiroideas pueden cursar embarazos exitosos.
“Una mujer que está embarazada con problemas de tiroides se puede tratar. Hay unas diferencias en el tratamiento, pero si tiene un seguimiento con su ginecólogo obstetra y su endocrinólogo, va a tener un éxito en su tratamiento”, concluyó García Mateo.
En síntesis, el control oportuno de las enfermedades tiroideas durante el embarazo, basado en monitoreo bioquímico y ajustes terapéuticos individualizados, es clave para reducir complicaciones y garantizar resultados maternos y perinatales favorables.

