Por: Bruni Torres
A cuatro décadas de los primeros diagnósticos de VIH, el panorama de esta condición ha cambiado de forma significativa. Lo que en sus inicios fue considerado un sinónimo de muerte, hoy es una condición crónica manejable gracias a los avances científicos, el acceso a tratamientos innovadores y la educación continua.A continuación, repasamos cómo ha evolucionado el manejo del VIH en Puerto Rico, los retos que aún persisten y la importancia de seguir apostando a la prevención y la educación.
El acceso a medicamentos ha sido un reto constante. Ha habido evolución, han surgido nuevos protocolos, se han hecho más accesibles, pero hay costos altísimos que limitan y condicionan el avance a la calidad de vida de los pacientes. «Hay que darle el reconocimiento a la Asociación de Médicos Tratantes porque ha sido la única comunidad con una condición médica que ha salido a la calle a trabajar con los gobiernos para que vean la importancia de poder seguir trabajando y teniendo acceso a los medicamentos. Hemos creado centros de investigación, así que tenemos que sentirnos orgullosos. Esas investigaciones que se hacían en principio y se hacen hoy en día, han hecho que medicamentos que se tomaban 24 tabletas al día, hoy en día se tomen una sola tableta o se usa una inyección cada dos meses. Ahora el VIH es otra cosa «, explicó.
En términos de los tratamientos, en 1987 fue aprobada la terapia combinada conocida como AZT para el tratamiento del VIH, luego los regímenes actuales que llevaron a una reducción de pastillas.
«Ahora hablamos de una sola tableta al día, unas tabletas pequeñas, a veces en esa tableta hay una combinación de dos y hasta cuatro medicamentos. Tenemos ya inyectables, hay un inyectable que se administra cada dos meses para los pacientes, así que las personas no tienen que tomar medicamentos, simplemente visitan la oficina y se inyectan», sostuvo la especialista.
El estigma hacia los pacientes VIH sigue latente
Desde los inicios del VIH se hablaba del estigma hacia los pacientes. Se huía, se rehuía. No se les acercaban. Ese estigma ¿todavía existe? «Lamentablemente no puedo mentir y decir que no existe. Sí existe. Lo que pasa es que ha habido un poco más de educación, pero aún todavía incluso mis compañeros médicos me dicen todavía eso existe. Ah, ¿de verdad? Y siento que todavía hay un tabú. Y hay que entender, el por qué se puede señalar a una persona por haber adquirido una condición. Esto tiene que ver mucho con la sexualidad. La sexualidad es algo normal en nuestras vidas. Pero sí hay estigma».
De sinónimo de muerte a condición crónica indetectable
Por eso la experta apuesta a la constante educación de todos los sectores. «Cuando se educan y se dan cuenta que no es como antes, y dicen de ahora en adelante me voy a cuidar más. Una persona con VIH que está tomando medicamentos y está indetectable, quiere decir, tiene en control su virus, es intransmisible, quiere decir que no transmite su virus. Así que puede tener una vida sexual completamente bien. Las mujeres embarazadas pueden tener sus bebés y sus bebés van a salir negativos porque ya están indetectables, no le pasan el virus, pero nos tenemos que educar», sostuvo.
Sobre el futuro del VIH
Para Santiago Colón, Puerto Rico cuenta con una estructura buena a nivel del Departamento de Salud y se han mantenido excelentes iniciativas de orientación, pero hace falta más. «Y sobre todo en este último año hemos visto ese apoyo en la educación. Posiblemente hace falta más apertura dentro de las escuelas, que podamos tener conversaciones sanas sobre temas como la sexualidad. A nivel de medicamentos no tenemos límites, Puerto Rico cuenta con fondos estatales y federales, pero hay que seguir apostando a la prevención», apuntó.
A pesar de los avances sobre el VIH aun muchos se preguntan por qué no ha habido una cura para esta condición. «Pienso que la cura va a ocurrir algún día, pero es sumamente complejo, pero ¿sabes qué? hay unos avances bien grandes que se han dado en los últimos años. Y yo me imagino que la Asociación de Médicos Tratantes de VIH está loco porque aparezca la cura. Sí, yo quiero aburrirme en mi casa, no tener que ir a la oficina, sino recibir llamadas de mis pacientes para saber que están bien», concluyó.