viernes, noviembre 21, 2025

Enfermedad inflamatoria intestinal y riesgo de cáncer: vigilancia estrecha desde la atención primaria

OncologíaEnfermedad inflamatoria intestinal y riesgo de cáncer: vigilancia estrecha desde la atención primaria

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) se ha consolidado como uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de cáncer colorrectal, especialmente en pacientes con inflamación persistente a largo plazo. En entrevista con BeHealthMED, el gastroenterólogo Alexis González Rivera explicó la importancia de la vigilancia clínica y el rol fundamental del médico primario en la identificación temprana de estos riesgos.

El especialista fue contundente al afirmar que la atención debe ser integrada. “Esto es un equipo. El primario es quien más contacto tiene con el paciente, y debe identificar riesgos desde temprano”, indicó.

El tiempo de enfermedad: un determinante crítico del riesgo

González Rivera explicó que el riesgo de cáncer aumenta proporcionalmente al tiempo que el paciente ha vivido con EII.
“Si tengo 10 años de enfermedad, el riesgo se duplica. Si tengo 20 años, sube 8%. Y si tengo 30 años, llega a 18%”, detalló.
Ante este escenario, insistió en que los pacientes deben someterse a colonoscopias anuales o cada dos años luego de los primeros diez años de diagnóstico.

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Hallazgos en Puerto Rico: agresividad y acceso universal a medicamentos

Investigaciones locales han identificado que, antes de la llegada de terapias actuales, la progresión de la enfermedad en Puerto Rico era más agresiva, con cirugías a edades más tempranas. Aun así, el especialista destacó una ventaja importante para la población: Puerto Rico cuenta con acceso a todos los medicamentos aprobados internacionalmente.

“Hay lugares donde no se puede usar cierto tratamiento. Aquí sí, pero requiere compromiso del médico y del paciente”, afirmó.

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Colonoscopia como herramienta preventiva esencial

Para González Rivera, la colonoscopia tradicional sigue siendo el estándar de oro para la prevención. “La colonoscopia virtual puede fallar lesiones tipo alfombra y no permite biopsias. La única herramienta verdaderamente preventiva es la colonoscopia tradicional”, explicó.

El especialista insistió en la importancia del trabajo conjunto entre primarios y gastroenterólogos para evitar omisiones clínicas.
“Ese minuto para llamar al gastroenterólogo puede cambiar el curso del paciente. Las ramas de la medicina no están divididas”, afirmó.

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También subrayó que la coordinación clínica no solo acelera el manejo del paciente, sino que también reduce la probabilidad de pasar por alto lesiones tempranas. “La comunicación entre niveles de cuidado no es opcional; es parte esencial de la prevención”, puntualizó.

El especialista insistió en la importancia del trabajo conjunto entre primarios y gastroenterólogos para evitar omisiones clínicas. “Ese minuto para llamar al gastroenterólogo puede cambiar el curso del paciente. Las ramas de la medicina no están divididas”, afirmó.

Colonoscopía como herramienta preventiva esencial

Tras destacar la importancia del trabajo en equipo, el Dr. González Rivera recalcó que la colonoscopía sigue siendo el método preventivo más efectivo para pacientes con EII. Explicó que no existe un marcador sanguíneo o de biomonitorización que permita identificar con precisión el desarrollo temprano de neoplasias en este grupo.

“Al final del día, mi método preventivo es la colonoscopía de ese paciente. Esa ha sido siempre la medida más efectiva”, sostuvo.

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Agregó que la colonoscopía convencional permite visualizar directamente el intestino, tomar biopsias en tiempo real y evaluar la mucosa con detalle, un nivel de precisión que no puede lograrse con estudios virtuales. Aclaró que procedimientos como la colonoscopia virtual o la colonografía por tomografía pueden fallar en detectar lesiones planas o sésiles, además de impedir la toma de biopsias. “Si fallo esas cosas, puedo pensar que estoy bien”, advirtió.

Para los pacientes con más de 10 años de enfermedad, el monitoreo endoscópico debe ser más frecuente, ajustándose de manera individualizada según la inflamación, la extensión de la enfermedad y el historial de pólipos o displasia. En muchos casos, esta vigilancia define si un paciente puede mantenerse estable o si requiere intervenciones adicionales, incluyendo la consideración de cirugía.

Educación continua y responsabilidad compartida

El Dr. González Rivera subrayó la importancia de que tanto el paciente como el médico primario comprendan la naturaleza progresiva de la EII y su relación directa con el cáncer colorrectal. Insistió en que la educación es el eje central para reducir diagnósticos tardíos y mejorar desenlaces. “Lo primero es educación. Educación al paciente sobre su enfermedad y educación a los médicos primarios”, afirmó.

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Explicó que la EII puede permanecer clínicamente silenciosa aun cuando exista inflamación activa y riesgo elevado, por lo que la ausencia de síntomas no justifica retrasar pruebas preventivas. Recalcó que el acceso al tratamiento adecuado, el cumplimiento terapéutico y las visitas programadas son determinantes para reducir complicaciones. Puerto Rico, señaló, tiene una ventaja significativa al contar con disponibilidad amplia de terapias biológicas y otros tratamientos avanzados.

Acceso, tratamientos y coordinación clínica en Puerto Rico

El gastroenterólogo también discutió hallazgos de investigaciones locales sobre progresión de la enfermedad en la isla. Observó que, antes de 2008, muchos pacientes con Crohn requerían cirugía a edades más tempranas debido a terapias limitadas. Sin embargo, con la llegada de nuevos medicamentos y mejoras en el acceso, la calidad de vida de los pacientes ha aumentado. Recordó que Puerto Rico es una de las pocas regiones donde prácticamente todos los tipos de tratamiento modernos están disponibles, aunque a veces los procesos administrativos de los planes médicos representan barreras.

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Enfatizó que el compromiso del médico y del paciente es esencial para superar estos obstáculos y garantizar la continuidad del cuidado. “Hay maneras de lograrlo. Pero se logra con el compromiso del doctor y del paciente”, expresó.

Prevención incluso en ausencia de síntomas

Finalmente, reiteró que la vigilancia no debe depender de la presencia de síntomas. “Aunque yo no tenga síntomas… es cada año, cada dos años cuando ya pasan los diez años de enfermedad”, recordó, enfatizando que la progresión silenciosa de la inflamación es un factor crítico en EII.

Concluyó reforzando su llamado al equipo clínico: educación del médico primario, educación del paciente y prevención constante. “El colon no queremos evaluarlo cuando tiene síntomas, porque podemos estar tarde. Hay que ser responsable con uno mismo”, afirmó.

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