Puerto Rico enfrenta un incremento sostenido en la incidencia de cánceres ginecológicos, especialmente de cérvix, útero y ovario, según alertó la Dra. Nicole Lugo Santiago, ginecóloga oncóloga, durante una conferencia médica en San Juan. La especialista advirtió que el país mantiene las tasas más altas de cáncer cervical en todo Estados Unidos y que el retraso en los controles preventivos, sumado a la disminución de visitas ginecológicas tras la pandemia, podría agravar la situación.
Cáncer de cérvix: el impacto del VPH y los mitos que frenan la detección
La Dra. Lugo destacó que la mayoría de los cánceres de cérvix se diagnostican en etapas tardías, cuando las opciones curativas son más limitadas.
“La causa primordial de este tipo de cáncer es el virus del papiloma humano”, señaló.
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Explicó que el VPH es una infección de transmisión sexual y que su persistencia depende del estado inmunológico del paciente. “Si el sistema inmunológico está comprometido, el virus puede permanecer más tiempo en el cuerpo y transformar una lesión precancerosa en un cáncer”, precisó.
La especialista también hizo énfasis en el peso del estigma social: “Tengo muchas pacientes para quienes este tema es tenso. Es difícil identificar cuándo o cómo ocurrió la infección, porque puede estar latente y reactivarse años después”, dijo, subrayando la importancia de normalizar la conversación sobre el virus.
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Entre los síntomas más frecuentes mencionó sangrados vaginales irregulares, dolor pélvico y flujo anormal, aunque advirtió que los estadios iniciales suelen ser asintomáticos. Por eso insistió en la relevancia del Papanicolau: “Es fundamental acudir al ginecólogo y realizarse la prueba de detección. Es la herramienta que salva vidas”.
En cuanto al tratamiento, recalcó que depende del tamaño tumoral: “Si es un cáncer menor de dos centímetros, podemos ofrecer cirugía; si supera los cuatro, el manejo debe centrarse en quimioterapia y radiación, ya que añadir cirugía aumenta la morbilidad”, explicó.
Vacunación y guías actualizadas: claves para prevenir y detectar
La Dra. Lugo repasó las recomendaciones del Colegio Americano de Ginecólogos y Obstetras (ACOG), que sugieren iniciar el tamizaje a los 21 años y realizarlo cada tres años si los resultados son normales. En el grupo de 30 a 65 años, el control debe combinar citología y prueba de VPH.
“Sin embargo, cinco años entre pruebas me parece demasiado extenso. La realidad de nuestra población exige controles más cercanos”, comentó, aludiendo al contexto de riesgo en Puerto Rico.
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La especialista fue enfática en el papel de la vacuna contra el VPH, disponible desde 2006 y recomendada hasta los 45 años. “Es mi principal recomendación: vacunar hombres y mujeres. Previene más del 90 % de los cánceres asociados al virus y también reduce el riesgo de coinfecciones”, afirmó.
Incluso en pacientes ya diagnosticados con infección o displasia, la vacuna puede ofrecer beneficios. “Aunque ya tengas el virus, vacunarte puede ayudar a revertir la displasia y prevenir cepas adicionales”, explicó.
Nuevos retos: cáncer de útero y ovario en aumento
El cáncer de útero, detalló la especialista, se relaciona directamente con la obesidad y la exposición prolongada a estrógenos. “El sangrado vaginal luego de la menopausia nunca es normal, así sea mínimo. Siempre amerita una evaluación con sonograma y biopsia”, advirtió.
A su vez, el cáncer de ovario continúa siendo uno de los más letales, pues suele detectarse tarde. “Los síntomas iniciales son inespecíficos: distensión abdominal, acidez, dolor o sensación de llenura. Muchas pacientes llegan con la enfermedad avanzada”, señaló.
El manejo, indicó, se basa en cirugía combinada con quimioterapia, aunque en casos complejos puede iniciarse con tratamiento neoadyuvante. “Nuestro objetivo es eliminar toda enfermedad visible y reducir la carga tumoral antes de intervenir”, explicó.
La Dra. Lugo concluyó con un llamado a los médicos primarios: “Ustedes son la primera línea de contacto. Pedir resultados, promover la vacunación y garantizar el seguimiento puede marcar la diferencia. Este es un cáncer prevenible, incluso eliminable, si actuamos a tiempo”.

