El lupus eritematoso sistémico continúa siendo una enfermedad de alta complejidad clínica, caracterizada por su naturaleza autoinmune y por el impacto multisistémico que provoca. En los últimos años, la investigación científica ha logrado avances significativos en el desarrollo de terapias dirigidas, pero la realidad asistencial sigue mostrando una brecha: el diagnóstico oportuno. Amarilis Pérez de Jesús, reumatóloga en Puerto Rico, enfatiza que este sigue siendo el gran desafío para los médicos en la práctica cotidiana.
Aunque existe mayor conciencia social y médica acerca del lupus, los tiempos de referencia al especialista siguen siendo excesivos. “Se sigue teniendo un retraso en la evaluación del laboratorio que necesitan y luego en que los pacientes lleguen al reumatólogo. Es importante que el médico primario no espere, sino que llame directamente y presente el caso para conseguir la cita”, subrayó la especialista.
La demora, que puede variar entre seis y nueve meses, limita el inicio temprano de un tratamiento adecuado. Este punto es crítico, ya que múltiples estudios internacionales han confirmado que la intervención temprana está directamente asociada con una mejor evolución clínica y una menor tasa de complicaciones graves, como daño renal irreversible o afectaciones cardiacas.
Lee más: Lupus eritematoso sistémico: una enfermedad compleja con múltiples caras
Avances terapéuticos
Pese a esta dificultad, los progresos en el ámbito terapéutico son alentadores. “En los últimos años nos aprobaron dos medicamentos para lupus, y ahora estamos estudiando moléculas nuevas con resultados excelentes; el panorama es esperanzador para los pacientes”, indicó Pérez de Jesús.
Estas terapias emergentes representan un cambio de paradigma: buscan actuar sobre mecanismos inmunológicos más específicos, reduciendo la dependencia de tratamientos tradicionales como corticoides o inmunosupresores generales. Algunas de las moléculas en investigación ya cuentan con aprobación para otras patologías y están mostrando eficacia en los ensayos clínicos para lupus, lo que abre una nueva ventana de posibilidades.
Implicaciones para la práctica médica
Para la reumatóloga, el papel de los médicos de atención primaria y especialistas es doble. Por un lado, deben actualizarse en los avances farmacológicos que pueden transformar el curso de la enfermedad. Por otro, tienen la responsabilidad de agilizar la referencia de los pacientes.
“No esperes a que el paciente busque una cita, porque probablemente le va a tocar en seis a nueve meses. Hablar por teléfono, llamar al médico personalmente, presentarle el caso y conseguir la cita”, insistió.
La integración entre investigación y práctica clínica, sumada a la acción proactiva de los médicos, puede generar un cambio estructural en el manejo del lupus. De acuerdo con Pérez de Jesús, la combinación entre diagnóstico temprano y terapias innovadoras permitirá ofrecer a los pacientes una mejor calidad de vida y un control más eficaz de la enfermedad.